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EN DOS DECADAS PODREMOS VER EL FRENO AL ENVEJECIMIENTO Y COMENZAR LA INMORTALIDAD
2012-07-19
Fuente: ABC | S. de T.
La
tecnología está creciendo exponencialmente, al punto que los investigadores ya
piensan que podrán romper la muerte en 20 años, con la utilización de prótesis
artificiales, que reparen nuestras partes dañadas, y cambiando nuestro software
corporal para hacerlo mas eficiente.
El
primer paso es detener el envejecimiento, y en eso ya están los científicos.
Todos
estos desarrollos se dan de bruces con la promesa del cristianismo.
Ray
Kurzweil , un científico de renombre mundial y autor del
libro La
singularidad está cerca, piensa que el mundo tal como lo conocemos va a ser irreconocible en 20
años. Uno de los cambios que él piensa que es posible, es que los
científicos finalmente rompan la inmortalidad.
“Yo y muchos otros científicos
ahora creemos que en unos 20 años tendremos los medios para reprogramar
nuestros cuerpos, con software de la edad de piedra, para que podamos detener,
y a continuación poner reversa al envejecimiento, “él escribe en The Sun .
“Entonces, la nanotecnología nos permitirá vivir para
siempre. En última instancia, los
nanobots reemplazarán las células sanguíneas y harán su trabajo miles de veces
más eficazmente“.
Kurzweil, entre cuyos fans
figuran Bill Gates, y Bill Clinton, hace una serie de otros
llamados importantes, como que los seres humanos sean capaces de sustituir todos los órganos fallan con
órganos artificiales. Dice que será posible bucear durante horas sin
oxígeno, y escribir libros enteros en minutos, gracias al avance de la
nanotecnología.
Y el sexo virtual también será un
lugar común en un futuro no muy lejano.
Las proclamas que parecen
absurdas de Kurzweil derivan del hecho de que el progreso tecnológico está
creciendo a un ritmo exponencial.
“La tecnología informática y
nuestra comprensión de los genes – los programas de software de nuestro cuerpo
– se están acelerando a un ritmo increíble”, escribe. Su teoría de la ley
de rendimientos acelerados, sugiere que habrá
aumento de “millones de veces” de la tecnología durante el próximo cuarto de
siglo.
“En realidad, el tiempo necesario
para que la tecnología doble su conocimiento disminuye constantemente” Kevin Bailey explica. ”La siguiente
cosa a ver en una curva exponencial, es que en un momento los tiempos para los
nuevos avances disminuyen drásticamente. El incremento en tecnología que una
vez tomó 20 años ahora toma 10, y luego 5, y luego 2,5, y 1,25, y a
continuación, .75 años, y así una y otra vez. Kurzweil afirma que nos encontramos justo en el comienzo de un
fuerte crecimiento que es característico de las curvas exponenciales.”
Kurzweil piensa que sólo estamos
empezando a aprovechar las posibilidades que la inteligencia artificial puede
traer, y que los avances se volverán
más salvajes. Ya lo estamos utilizando en pequeñas cosas que nos
ayudar a aterrizar los aviones y llevar a cabo búsquedas en Google .
“Estas tecnologías no parecen en
absoluto extravagantes”, dice Kurzweil. “Nuestros teléfonos ya realizan tareas
que no se hubiera imaginado hace 20 años. Cuando yo era un estudiante en 1965,
el costo del único ordenar de mi universidad era de 7 millones de libras y era
enorme.”
Kurzweil concluye: “Podemos mirar
hacia adelante a un mundo donde los
seres humanos a sean cyborgs, con extremidades y órganos artificiales.”
Esto no es sólo teoría, ya está
sucediendo.
UN ESTUDIO ABRE LA PUERTA A
LA POSIBILIDAD DE REGULAR LA VELOCIDAD DE ENVEJECIMIENTO
El paso
de los años hace mella también en nuestro genoma, y lo hace modificando
las señales químicas que lo regulan, conocidas como marcas epigenéticas,
que van cambiando progresivamente desde el nacimiento hasta la vejez. Esas modificaciones nos hacen más
susceptibles a padecer ciertas enfermedades. Algo que ya se intuía pero
que por primera vez acaba de demostrar una investigación internacional liderada
por Manel Esteller, director del programa de Epigenética y Biología del Cáncer
del Instituto
de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL).
La importancia del estudio, que
se publica en el último número de la revista “Proceedings of the National
Academy of Sciences (PNAS)”, radica en que es la primera vez que se secuencia
el epigenoma de un recién nacido y de una persona centenaria y comparándolos se
ha visto que hay alteraciones claves que explican en parte el envejecimiento.
Una alteraciones que son reversibles y abren la puerta a aplicaciones
terapéuticas a la hora de regular el envejecimiento o combatir una rara
enfermedad infantil que supone un envejecimiento prematuro en los primeros años
de vida.
Mientras que el genoma de todas
las células del cuerpo es idéntico, con independencia de su aspecto y función, las señales químicas que lo regulan,
conocidas como marcas epigenéticas, son específicas de cada tejido y de cada
órgano. Gracias a estas marcas epigenéticas, a partir del mismo genoma
se pueden hacer diferentes lecturas que permite la existencia de los distintos
tejidos del organismo. En total 150 interpretaciones diferentes, o epigenomas,
una por cada tipo de tejido.
El trabajo del grupo de Esteller
pone de manifiesto que incluso para un mismo tejido u órgano, ese epigenoma varía en función de la edad de
la persona. Para llegar a estas conclusiones se ha han secuenciado
totalmente y por primera vez los epigenomas de los linfocitos sanguíneos de un
recién nacido, una persona de edad intermedia y otra 103 años. Aparte, los
resultados se han comprobado en un grupo independiente de 20 recién nacidos y
20 centenarios, aunque a menor resolución, secuenciando una décima parte del
genoma.
Los
resultados demuestran que las personas centenarias presenta un epigenoma distorsionado,
en el que con los años han desaparecido muchos grupos químicos encargados de
desactivar genes inapropiados, al tiempo que se inactivan genes protectores. “Los centenarios están hipometilados, lo que
significa que a su epigenoma le faltan marcas químicas en el ADN, grupos
metilo. Esto puede causar una inestabilidad cromosómica que hace que los
cromosomas sean más frágiles y se rompan. Además favorece que las células de
estas personas expresan genes inadecuados”.
Estas alteraciones observadas
apuntan a una mayor incidencia de
enfermedades: “Hay alteraciones en genes que tiene que ver con la
inmunidad, y por tanto se relaciona con mayor tendencia a infecciones. También
están alterados los genes que tienen que ver con las grasas y por tanto con la
obesidad, así como los genes supresores de tumores, lo que supone un mayor
riesgo de cáncer”.
MODIFICACIONES REVERSIBLES
A
diferencia de las modificaciones genéticas, las epigenéticas son reversibles y
abren las posibilidad de ser revertidas el uso de fármacos, lo que permitiría
regular la velocidad de envejecimiento. “El epigenoma no es algo tan fijo como la genética y se abre la
posibilidad de modular quizá la velocidad de envejecimiento. Si con la vejez
faltan grupos químicos en el ADN quizá externamente podemos modular que el
envejecimiento sea algo más lento. Vale la pena hacer experimentos en ratones
para ver si es posible. Ya hay fármacos epigenéticos que se usan para tratar el
cáncer y quizás tengan aplicaciones insospechadas en el envejecimiento”, señala
Esteller.
O
simplemente modificar la dieta ayude a tener una vejez más saludable: “Si con la edad se van perdiendo grupos metilo en el
ADN, quizá una dieta rica en ácido fólico, un donante universal de grupos
metilo, permita que desaparezcan alguna de las manifestaciones asociadas con la
vejez”, argumenta Esteller.
Y tal vez pueda aplicarse también
en una rara enfermedad de la infancia, la progeria, caracterizada por un
envejecimiento prematuro en niños entre su primer y segundo año de vida.
“Tenemos datos que indican que
estos niños tienen el ADN hipometilado igual que una persona de 100 años. Quizá
se pueda mitigar con fármacos epigenéticos, vale la pena probarlo y ya hay
modelos en ratón para estudiarlo”.
El siguiente paso, estudiar lo
que ocurre en el cerebro a medida que envejece, algo más complicado porque
necesita muestras más difíciles de obtener, señala Esteller, cuyo grupo ya está
estudiando las diferencias a nivel epigenético entre los cerebros de personas
que tienen un envejecimiento saludable y otras con enfermedades
neurodegenerativas, algo que podría añadir otro enfoque a la lucha contra
enfermedades como el alzhéimer.